El Museo Alpino te presenta el patrimonio histórico y artístico de las tierras del Mont Blanc. La exposición permanente te invita a viajar en la historia del valle de Chamonix
Patrimonios del Mont Blanc
El Museo Alpino te presenta el patrimonio histórico y artístico de las tierras del Mont Blanc. La exposición permanente te invita a viajar en la historia del valle de Chamonix, con los inicios del alpinismo y la conquista del Mont Blanc, las grandes aventuras científicas a 4000 metros de altitud, la creación de deportes de invierno y de verano, las transformaciones del valle con el desarrollo turístico…y además te deleita con la contemplación de una selección artística dedicada a la Mer de Glace.
Colecciones
Fundado a finales del siglo XIX, el museo preserva y exhibe más de 11 000 piezas de colección, con origen comprendido entre el siglo XVIII y mediados del XX. En la actualidad, el Museo Alpino prevé una renovación, por lo que la selección de obras presentadas podrá variar según las restauraciones emprendidas y la llegada de nuevas piezas.
Un lugar emblemático
El museo está instalado en el antiguo hotel de lujo “Chamonix Palace”, abierto en mayo de 1914, un edificio emblemático de la Belle Époque.
¿Dónde estamos?
El Mont Blanc, montaña simbólica y referencia espacial, es conocido hoy en día en el mundo entero. Es cierto que en la actualidad acuden visitantes a Chamonix especialmente para ascenderlo o por lo menos contemplarlo desde uno de sus miradores acondicionados. Esta fama es reciente. Las altas montañas de los Alpes son uno de estos últimos espacios vírgenes en Europa pendientes de explorar y conquistar, entre finales del siglo XVIII y principios del XX.
Vivir de la tierra
Al descubrir el valle de Chamonix, recorremos un espacio natural habitado y acondicionado por el hombre desde tiempos remotos, salvo las zonas glaciares y la alta montaña. La ganadería era el principal recurso económico antes del desarrollo de la actividad turística y recreativa, a principios del siglo XIX. En aquel tiempo, la leche era la riqueza del Valle y la vida se acompasaba al ritmo de las faenas agrícolas. Los objetos y herramientas presentados reflejan la historia de este modo de vida rural.
Conquista de la alta montaña e inicios del turismo
La exploración de la alta montaña se inició en realidad durante el siglo XVIII por necesidades de la ciencia. El Mont Blanc fue culminado el 8 de agosto de 1786. El eco de este acontecimiento fue inmenso. El valle de Chamonix se convirtió en la cuna del alpinismo y de la conquista de las cumbres. La crecida glaciar ocurrida en la primera mitad del siglo XIX favoreció el auge de un turismo de curiosidad, que acudía a admirar cascadas, glaciares y cimas nevadas.
1800- 2000, Metamorfosis de un valle
La antigüedad de su afluencia turística y deportiva ha hecho del valle de Chamonix un laboratorio de la evolución que funciona desde hace dos siglos. Un nuevo urbanismo e infraestructuras viarias y ferroviarias han transformado el paisaje del fondo del valle. Ladera arriba, algunas iniciativas privadas o públicas han equipado la montaña con refugios y bares, seguidos de teleféricos y remontes mecánicos. La riqueza de la iconografía conservada en el Museo Alpino permite seguirle la pista a estas transformaciones..
Los científicos del Mont Blanc
Conocer la montaña es una manera de hacer propias estas tierras vírgenes y hostiles, así como de superar las abundantes supersticiones que las rodean. El Mont Blanc se convirtió rápidamente en un terreno de experimentos para muchos científicos. El promotor de la primera ascensión del Mont Blanc, Horace Bénédict de Saussure, sentó las bases del estudio científico, dejando el campo libre a sus sucesores. Un siglo más tarde, Joseph Vallot y Jules Janssen edificaron los observatorios del Mont Blanc, llevando a cabo desde entonces experimentos en numerosos ámbitos, como la meteorología, glaciología, fisiología, cartografía y astronomía.
Galería de objetos
La galería de objetos te abre las puertas a la diversidad de las colecciones formadas y conservadas por el museo alpino desde hace más de 100 años y que habitualmente están guardadas en depósitos no visitables. Este conjunto heteróclito es la herencia de historias humanas, el reflejo de nuestra historia común.
Gabriel Loppé
Gabriel Loppé (1825-1913) ha marcado la historia de Chamonix, del alpinismo y de la pintura de montaña. Aunando sus dos pasiones, con su piolet y sus pinceles, es uno de los primeros especialistas en pintura de alta montaña, pintando numerosas vistas de cumbres y de glaciares. Loppé, incondicional de la pintura al aire libre, pinta en cualquier lugar al que le lleven sus viajes.

La Mer de Glace, una curiosidad estética
En el siglo XVIII, los paisajes glaciares suscitaban la curiosidad de los descubridores, de los primeros turistas y artistas. Desde entonces, la Mer de Glace, llamada también glaciar de Bois, figura entre los glaciares alpinos más representados. Su iconografía se extiende por todos los soportes, como la estampa, la pintura, la acuarela o la fotografía. Este inmenso glaciar que desciende del Mont Blanc es un testigo de la historia, la del turismo y el desarrollo económico del valle de Chamonix, la de las sensibilidades y la iconografía de la montaña, así como la historia del clima y de la evolución glaciar.
En la montaña, dos estaciones: verano e invierno
La montaña, tan apreciada en verano, es un lugar ideal para los aficionados a la evasión y a las actividades de aire libre. En el valle de Chamonix-Mont Blanc, se practican diversas modalidades deportivas, pero la marcha a pie y el alpinismo han formado, desde el siglo XVIII, la fama del Valle. El material deportivo utilizado es indicador de un fenómeno: a mayor afluencia en la montaña, mayor evolución del material.
A principios del siglo XX, el turismo invernal se generalizó en el valle de Chamonix-Mont Blanc. Esta aparición de una segunda temporada turística se cimentó en el auge de los deportes invernales. Entre actividades de ocio y hazañas deportivas, el esquí, trineo, patinaje sobre hielo… se encargaron de darle fama al Valle. Su promoción quedó garantizada por la organización de carreras, concursos y competiciones a escala internacional. En 1908, se organizó en Chamonix la segunda edición de la “Semana internacional de los deportes invernales”. Un evento que será inspiración para la organización en 1924 de los primeros Juegos Olímpicos de invierno y del Kandahar en 1948.